EL término japonés sensei significa el que ha recorrido el camino, refiriéndose así a la experiencia que permite enseñar como la principal diferencia entre el profesor y el alumno. Es la versión oriental de nuestro ser cocinero antes que fraile.
Ambas frases definen a la perfección a Joan Miret, catalán afincado en Gernika desde hace más de una década, que desde hoy se aplica como preparador de porteros del equipo Shonan Bellmare japonés, en la ciudad de Hiratsuka.
El de Terrassa, que llegó a jugar en varios equipos de segunda división, se enfrenta al reto de formar a los guardametas de este club de la máxima categoría del fútbol nipón. "No se trata solo de preparar a los del primer equipo, también a los de categorías inferiores y controlar a los guardametas de la provincia de Kanagawa", explicó Miret antes de partir al otro extremo del mundo.
No es esta la primera experiencia de Miret en Japón, ya que el pasado verano dirigió varios clinics. "Entonces me contrató la federación y supongo que la actual llamada es el resultado de aquel viaje", intuye. Entonces fue un mes, pero esta vez su aventura, deportiva y vital, se prolongará cinco años. "Formar a un portero es una labor de medio-largo plazo; necesita tiempo de trabajo y formación. A partir del tercer año se ve si se pueden recoger frutos", analiza.
Es su particular metodología, que le lleva a desechar el término entrenador para quedarse con el de preparador, que aplica con un sistema vanguardista. Siempre conectado a un ordenador portátil en el que acumula horas y horas de estudios, desmenuza y analiza cada acción de sus pupilos bajo los palos. "Hay que seguir una metodología, se trata de trabajar la técnica, de explicar el porqué de los movimientos en el campo, no de chutarle balones", asegura quien lleva trece de años al cargo de los guardametas del Gernika Club y ocho como profesor en la Federación Vizcaina de Fútbol, donde ha dirigido -hasta el viernes- el primer curso para entrenadores de porteros.
Aunque su innegociable manera de preparar a los porteros no ha recibido la comprensión de los clubes de la Liga BBVA -aunque ha recibido ofertas de varios-, espera triunfar en Japón. "Allí hay una gran predisposición a hacer bien las cosas. Creo que eso me permitirá hacer un buen trabajo", señala. En ese aspecto, Miret sabe que él también debe responder con igual aplicación. "No me voy de fiesta; voy a trabajar. Sé que empezaré a las 09.00 en el despacho y acabaré a las 21.00", aventura.
Hace varios años fueron muchos los futbolistas occidentales que probaron fortuna en la liga nipona, aunque los dirigentes federativos han variado su estrategia en relación a la aportación exterior. "Muchos fueron por dinero, no para enseñar, y han sido conscientes del error. Ahora, tras haber visto el coche montado, dicen: ahora me lo montas aquí", ilustra Miret.
Su conocimiento del fútbol y el carácter japonés le ofrece una ventaja para comenzar su labor. "Físicamente están muy preparados y siguen a rajatabla todo lo que el entrenador les dice; sin embargo, pienso que hay que intentar cambiar un poco ese carácter porque el fútbol es cambiante. Hay que tomar decisiones en el campo y no regirte estrictamente a lo que sea la táctica del equipo".
En el aspecto profesional, Miret sabe que sobre el césped encontrará "gente aplicada, con ganas de aprender, sin envidias y que valora realmente lo que les aportas", pero también vivirá una experiencia personal en un Japón donde encuentra "la paz". Un inmejorable destino para el maestro de guardametas que ayer partió desde Gernika.
Fuente: www.deia.com
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