Para él, se trata de una «ilusión muy grande y más cuando ves lo que está viviendo el Mirandés en las dos competiciones que participa. Es una tremenda ilusión compartir vestuario con compañeros que han alcanzado tal prestigio y han puesto el nombre de Miranda en todos los rincones de España».
Lo cierto es que no se lo pensó mucho. Entre otras razones porque en el Ontinyent «no estaba a gusto, el cuerpo técnico no me tenía en cuenta, el año pasado lo jugué todo y ahora quería marcharme porque no me sentía parte del club; una oferta como está no la podía dejar marchar», apuntó.
Una vez en Miranda lo que tiene claro es que va a ser uno más en el vestuario. «Puedo aportar competitividad en el entrenamiento, intentar mejorar y ayudar tanto deportiva como personalmente a la plantilla; me siento uno más, no el tercer portero y será el técnico quien valore mi trabajo y la forma de entrenar».
Viene en forma, como él se encarga de señalar no ha dejado de entrenar ni una sola semana, lo ha podido hacer durante toda la temporada y, por lo tanto, «vamos a intentar cumplir las expectativos del entrenador cuando lo precise».
Confía en integrarse pronto en el vestuario porque «estar en Segunda B es una rueda y estés donde estés siempre tienes a alguien que ha coincidido con algún jugador. Es imposible no tener referencias ahora mismo del Mirandés, está en boca de todos», sostiene.
No le gusta autodefinirse, pero si tiene que hacerlo - a instancias de los medios de comunicación- destaca que «quizás lo que más se puede valorar es la cualidad de blocar los balones; trabajar al lado de Cañizares y Palop te ayuda, no soy un diez en nada pero sí pienso que soy bastante completo en todo», indicó el guardameta cuya vinculación se prolongará, de momento, hasta el final de la actual campaña.
Fuente: www.elcorreo.com
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