viernes, 9 de diciembre de 2011

SERGIO ASENJO (ATL. MADRID),ES SINONIMO DE COMPROMISO,TRABAJO,PERSEVERANCIA Y HUMILDAD


   El 26 de noviembre, fecha del enésimo derbi perdido contra el Real Madrid, Sergio Asenjo era uno de los hombres más felices de la Tierra. En plena desazón rojiblanca, y pese a llevarse cuatro goles de recuerdo del Bernabéu, 10 meses después volvió a sentirse portero. Casi un año después de romperse por segunda vez el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha, durante su cesión en el Málaga, veía la luz. Ya estaba fuera del túnel. "Me he sentido bien. Por una parte estoy contento por cumplir todo lo que tenía que cumplir para olvidar estos malos tragos en mi carrera. Dentro de lo malo, sacamos una nota positiva... A partir de ahora, afrontaré todo lo que venga de otra manera. Me veo capacitado para estar en la portería", expresó dichoso, tras saltar al tapete por la expulsión de Courtois a los 22 minutos. Tras volver a sentirse titular frente al Rayo Vallecano, 571 días después de lesionarse de gravedad en Gijón días antes de la final de la Liga Europa -la vio por televisión en el hospital-, El Jabalí volverá a figurar bajo los palos en la ida de los dieciseisavos de Copa en Albacete. "Estoy contento, a un nivel espectacular, que hace mucho que no me encontraba", se suelta Asenjo.

Aunque ahora le sonría, la vida del portero palentino ha sido de todo menos bonita desde su llegada al Atlético. Comprado al Valladolid por 5,5 millones de euros la temporada pasada, Asenjo fue recibido con suspicacia por el Calderón. Pese a su condición de internacional sub 21, la grada le vio como un intruso y no dudó en elegir a De Gea como su favorito bajo los palos. El canterano barbilampiño pasó del anonimato a convertirse en el jugador fetiche de la casa, el elegido para ocupar el profundo hueco que dejó Fernando Torres. Los errores de Asenjo hicieron el resto. "Es un estadio muy exigente, que se puede cebar con los futbolistas de su propia sangre... El pobre temblaba como un flan", recuerda uno de los integrantes del cuerpo técnico de Quique Flores. La bofetada final fue el chasquido de su rodilla en El Molinón. "Eso hunde a cualquiera, pero ha demostrado ser un luchador. Y lo ha hecho sin querer molestar, por así decirlo. Muchas noches se moría de dolor pero aguantaba y ni se lo comentaba a la familia para no preocuparles", explica Fernando Redondo, que en vez de agente casi ejerce de segundo padre.

"Para tener 22 años anda que no estoy curtido... He pasado de todo. No hay que pensar en lo que se había roto, sino que esta vez quedó bien. Ya no me acordaré más de la rodilla", zanja Asenjo, que durante su larga convalecencia se tatuó dos lemas en latín como estímulo: Ad vitam aeternam (Para la vida eterna) y Alea iacta est (la suerte está echada). Más que la dificultad de sus lesiones, la confianza que muestra fue puesta a prueba por la cesión de Courtois. El acuerdo con el Chelsea, que compró a Tibo por nueve millones de euros -Villas Boas le buscó destino para que se fogueara en una de las grandes Ligas porque Cech es intocable-, inquietó a Asenjo y Joel. Normal: el director deportivo, José Luis Pérez Caminero, les garantizó que la portería era cosa de ellos dos tras el traspaso de David de Gea al Manchester United. Para sorpresa de los dos damnificados y del supuesto responsable, según el organigrama, de las altas y bajas del club, Courtois llegó para quedarse. Y con una cláusula en su contrato: disputar el 75% de los partidos oficiales. En principio, la idea de Gregorio Manzano es que sea el meta titular en la Copa, mientras Courtois se mantiene fijo en Liga y Europa.

Precisamente la expulsión del belga en el duelo de Chamartín abrió la puerta a Asenjo en el momento más insospechado. "Para la manera que tuvo tan poco habitual de regresar, no desentonó. Hizo tres paradas y se le vio seguro por alto. Dos goles llegaron de penalti y otro tras un error de Godín... Quizás en el tercero, de Di María, en el que descuidó la portería, pudo haber hecho más, pero en cualquier caso fue responsabilidad de la defensa", piensan en el vestuario. "Qué pena que el gol del Rayo fuera mío en propia puerta. Sergio no pudo hacer nada", le respalda Gabi. "Sergio sabe que tarde o después regresará a su nivel... Si hay algo que le han enseñado dos lesiones tan graves en la misma rodilla es paciencia. Con trabajo, al final todo llega", añade Redondo. La roja al portero belga desencadenó entonces un diálogo fluido entre Manzano y Asenjo. Entretanto, Joel, fuera del coloquio, lamenta su condición de tercero en discordia. "Joel es un gran portero, esto es fútbol y no hay nada escrito... Nunca olvidaré el detalle tan bonito que él y Raúl García tuvieron conmigo, recién operado de mi primera lesión. Me trajeron una camiseta firmada de la final de Hamburgo", dice Asenjo, portero de nuevo.
Fuente: www.elpais.com

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