jueves, 15 de septiembre de 2011

JAIME JIMENEZ PORTERO DEL REAL VALLADOLID......ENTRE OTRAS COSAS.


El verbo 'parar' lleva a equívocos. Porque Jaime Jiménez (Valdepeñas, Ciudad Real, 1980) para mucho y muy bien como portero titular del Real Valladolid, pero no para ni un minuto en su vida diaria. Guardameta profesional con el título de entrenador, estudiante universitario, joven empresario... Jaime exprime las horas y desmonta muchos lugares comunes asociados desde tiempo inmemorial con el estereotipo de los 'futbolistas-burbuja'. Pero Jaime Jiménez es, ante todo, un tipo humilde que no pretende sacar pecho ni presumir de su hiperactividad lejos de postes y largueros. Lo primero, queda claro, es el fútbol. Y el Pucela.
Jaime encajó en el campo del Girona el primer y de momento único gol en partido de Liga con la camiseta del Real Valladolid. Tuvo una actuación salvífica, con los guantes imantados en más de una ocasión, pero la pelota se coló en un despiste defensivo de la zaga blanquivioleta. El portero no se desesperó. «Al contrario. Si no fuera por los compañeros, encajaría 25 goles por partido. Los goles van a venir y muchas veces lo hacen de la manera más tonta. A veces fallaré yo. Otras, un defensa o un delantero. Sin errores no habría goles y sin goles no habría fútbol. A veces tendré la suerte de atajar balones. En otras, será el equipo el que saque las castañas del fuego. Para mí, los compañeros estuvieron el domingo a un buen nivel defensivo».
Visión técnica
El fútbol supone la gran pasión de Jaime Jiménez, un portero perfeccionista pero también respetuoso. En su búsqueda de las entrañas del juego y arañando los días, obtuvo el título de entrenador. Eso le permite una visión más analítica de los partidos, tanto propios como ajenos. Cuando Miroslav Djukic desgrana en el vestuario las estrategias ofensivas y defensivas de los rivales, Jaime Jiménez permanece muy atento porque sabe que podrá sacar provecho en el fragor de la competición.
Hay otros condicionantes que le ayudan. Por ejemplo, una dilatada experiencia en Segunda División, categoría que ya alberga pocos secretos para un portero que almacena en su memoria todo tipo de detalles sobre los futbolistas que pueblan el campeonato. En cada rival se reencuentra con antiguos compañeros a los que conoce bien. En el Girona: Juanlu, Jandro, Saizar. Ante el Córdoba: Tena, Alberto, Quero. El próximo sábado frente al Murcia: Alberto, Chando, Amaya... Además, Jaime ve muchos partidos televisados de la Liga Adelante, con la consiguiente absorción de datos.
Empresariales
Su mente está tan entrenada como sus reflejos. El año pasado terminó la diplomatura en Ciencias Empresariales y le quedan seis asignaturas para obtener el Grado, que quiere que sea doble: en Administración y Dirección de Empresas, y Derecho. Pero debe afrontar varios problemas en los procelosos mundos universitarios de convalidaciones frustradas. Ayer por la mañana, Jaime Jiménez intentaba presentar un escrito en la Casa del Estudiante para que le admitieran la preinscripción en Valladolid, un proceso que resulta más farragoso de lo que pueda parecer.
«Para cambiar de una universidad a otra lo tengo que mover yo. Por mi profesión no sabía hasta julio que iba a cambiar de ciudad. Y aparte está el tema de los exámenes. Porque en mi trabajo no le puedo decir al entrenador que falto a la sesión previa a un partido porque tengo un examen. Todo eso lo regula la Ley del Deporte, pero solo se aplica a deportistas de alto nivel... que son los que aparecen en el BOE: campeón de alguna competición, internacionales, campeones olímpicos...».
Jaime Jiménez explica que va «tocando varios palos» para sus cometidos laborales en el futuro. Por ejemplo, posee un negocio de hostelería familiar radicado en su localidad natal de Valdepeñas. Él se ocupa de buscar proveedores y de organizar diferentes eventos: «Simplemente es teléfono y ordenador».
Su condición de empresario titulado le ha llevado más recientemente a crear otra sociedad, en este caso vinculada a su profesión de guardameta. «Se trata de una empresa de asesoramiento deportivo para los futbolistas, con las deficiencias que veo yo ahora mismo en el mercado español, en el fútbol actual».
Acaba de iniciar este nuevo proyecto, pero no está solo. «Tengo una socia y hay más gente involucrada. Mi hermana, que también está estudiando Empresariales; mi pareja, que tiene la misma titulación que yo. Ellas llevan el trabajo más duro. Yo me dedico a supervisar o a mantener algunas reuniones necesarias. Pero delego en ellas para tener tiempo de todo». En un par de semanas, las que lleva viva la empresa, ya ha conseguido una pequeña cartera de clientes.
Jaime tiene claro que, «en el futuro», le gustaría seguir ligado al 'planeta fútbol'. «Como entrenador, preparador de porteros o por medio de una empresa de asesoramiento deportivo de este tipo».
Pero el presente manda.
Y en este presente el Real Valladolid constituye su gran ilusión.
En verano, el tren de la Primera División llamó a su puerta por tercera vez. El Mallorca le puso encima de la mesa una oferta firme durante una campaña para ser el suplente de Didi Aouate, pero la rechazó. Le sedujo más la música blanquivioleta, el contrato de dos años «y las expectativas de ser portero del Real Valladolid en Primera la próxima temporada». Se cumplió entonces un viejo anhelo de las dos partes: en la campaña 2002-2003, cuando estaba en el Zamora, el Real Valladolid le quiso fichar (también el Deportivo), pero el presidente de la entidad zamorana se descolgó con una cantidad prohibitiva y la operación se evaporó.
La calidad del vestuario
Ya en el Ciudad de Murcia (donde jugó entre 2005 y 2007), el Betis buscó su contratación y el extinto club murciano le renovó con la intención de hacer caja. La mala suerte se cebó con Jaime, que se partió la mano en el momento más inoportuno y el tren de Primera se alejó por segunda vez. Este verano, además del Mallorca, el Levante tanteó su incorporación antes de decidirse por Keylor Navas y también el Betis... siempre que Fabricio Agosto no lograra la carta de libertad tras su regreso al Real Valladolid. Al final la oferta del Mallorca quedó como la única opción para ingresar en la élite tras el final de su contrato en Elche, pero Jaime la desechó para convertirse en una de las caras nuevas de Zorrilla.
«De los equipos en los que he jugado, el Real Valladolid es uno de los que más calidad tiene. Me refiero a calidad individual. Es verdad que he tenido compañeros de mucha calidad en otros conjuntos, pero este es de los mejores cuando analizas jugador por jugador. Además, hemos conseguido un gran grupo humano. Hay fortaleza dentro del vestuario. A partir de ahí, nuestra misión debe pasar por hacer lo que quiere el entrenador, tanto a nivel ofensivo como defensivo».
Jaime se reveló como un gran 'parapenaltis' en su última etapa en el Elche, pero sabe que en esa suerte del fútbol el lanzador siempre lleva las de ganar. «Detener un penalti es muy complicado, aunque intuyas dónde va a ir. Es como tirarse desde un quinto piso: alguna vez te salvas, pero lo normal es que te mates».
Gran ética de trabajo, humildad y pasión por el fútbol. Ingredientes necesarios para futuros éxitos.
Fuente: www.elnortedecastilla.es

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