Seguramente tampoco le quita el sueño que el más joven del máximo torneo europeo sea otro arquero, el ruso Sergei Revyakin, de 16 años, del CSKA de Moscú.
César Sánchez bien podría comentarle a Revyakin de portería a portería: "24 años nos separan, pero yo ya fui campeón de la que hasta 1993 se llamaba Copa de Europa".
Ocurrió el 15 de mayo de 2002 en el estadio Hampden Park de Glasgow, el mismo escenario donde Alfredo Di Stéfano lideró al Real Madrid en 1960 a la conquista de la quinta Copa de Europa consecutiva (7-3 al Eintracht Frankfurt).
No fue una final cualquiera para Sánchez, un portero curtido durante 9 años en el Valladolid antes de fichar por el Real Madrid en 2000. Un sueño hecho realidad: de un equipo modesto a uno de los clubes más poderosos del mundo, listo para medirse en Hampden Park al Bayer Leverkusen de Michael Ballack.
Era su primera final de la Liga de Campeones y difícilmente podrá olvidarla. No sólo por el triunfo (2-1), sino porque no pudo terminarla.
Después de evitar con varias paradas que los alemanes rompieran el 1-1 que habían elevado al marcador Raúl por los blancos y el brasileño Lucio por los teutones, César se lesionó en el minuto 67 y le sustituyó Iker Casillas.
No fue un relevo cualquiera, ya que César le había arrebatado a Casillas en los últimos meses la titularidad en el Real Madrid y el muchacho -cupliría 21 años cinco días después- lo estaba pasando muy mal. Pero se resarció. Hizo tres paradas excepcionales en los últimos minutos, lloró como un niño al acabar el partido y nunca más volvió a ceder el puesto de guardameta del Madrid.
César no se amilanó. Resistió a la sombra de Casillas, aunque tras su incorporación al Zaragoza en 2005 reconoció que los dos últimos años en las filas blancas, donde apenas contó con posibilidades de jugar, no habían sido "nada buenos".
"Simplemente tener la posibilidad de poder jugar es lo que más me ilusiona, ponerme a entrenar para el primer partido aunque sea amistoso que no sé ni con quien será", comentó ya en Zaragoza, donde se hizo con la titularidad hasta su traspaso al Tottenham inglés en 2008, previo a su paso por el Valencia y el Villarreal, su actual club.
César Sánchez, un gran portero, vuelve a estar como suplente de otro gran arquero español, Diego López, pero siempre está listo para cumplir su máxima de que no se pone fecha de caducidad ni límites.
Sólo lo que aguante el cuerpo.
"De momento me quedan fuerzas y muchas ganas", advierte. Y lo demostró el pasado día 10, en la tercera jornada de Liga, cuando sustituyó a Diego López y detuvo el penalti que le había costado la expulsión a su compañero. Lástima que Álvaro Negredo aprovechara el rechace para marcar.
Ocho días antes había celebrado su cumpleaños y si pudiera dirigirse otra vez a Revyakin, quinto portero del CSKA, le invitaría a cultivar la paciencia y a pensar en que, con 40 años, todavía se puede sustituir en frío al portero titular y parar un penalti. Un abuelo de cuidado.
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