Isidro Fernández (Santa Cruz de Sil, 1960), el ex guardameta leonés que tuvo la mala suerte de coincidir en la gran época de Ablanedo en el Sporting de Gijón, instruye a los cancerberos de Mareo. Gijón todavía recuerda su genial actuación en la portería rojiblanca en una victoria ante el Valencia en Mestalla que metió al Sporting por última vez en competición europea. «Lo recuerdo como si fuera hoy. Me salió el partido perfecto. Dimos una inmensa alegría a todo Gijón al clasificarnos para la Copa de la Uefa, que ahora se denomina Liga Europa. Me quedo con la cara de nuestros seguidores por el logro conseguido», afirma con tono de satisfacción el instructor de porteros del Sporting.
Isidro Fernández sigue en la portería. «Mi sitio está entre los tres palos», señala. Pero enseguida matiza: «Tengo título de entrenador y mi ilusión también se centra en dirigir algún día como primer técnico».
Isidro Fernández militó en la Cultural, después en el Sporting de Gijón antes de llegar a la Deportiva Ponferradina en el verano de 1996, cuando López Sanjuán se hizo cargo del banquillo berciano. Compartió con David la responsabilidad de defender el marco blanquiazul y vivió, aunque desde el banquillo, la mala experiencia de la promoción perdida ante el Compostela B. En 1998 colgaba los guantes para enrolarse en las labores técnicas que desempeña desde entonces en el club gijonés, donde se ocupa de la tarea específica de preparar a los porteros. «Tengo muy gratos recuerdos de mi paso por la Cultural. Fue el equipo que me hizo futbolista. Me da mucha pena que se encuentre en Tercera División, pero seguro que muy pronto remontará el vuelo. Luis, Óscar y Jose son hombres de fútbol que saben lo que necesita el equipo en estos momentos para salir adelante», advierte.
De su etapa en la Deportiva, Isidro apunta: «Jugar en la Ponferradina era como una asignatura pendiente, aún estando en Tercera División. Su afición es increíble. Está muy entregada a su equipo y es de lo mejor que he visto nunca».
Sobre su misión en el Sporting de Gijón, explica: «El objetivo es preparar a nuestros guardametas para perfeccionar su respuesta a cualquier acción y ser mejores cada día. Contamos en Mareo con unos guardametas extraordinarios. Hacen incluso más de lo que les pido. La puerta del Sporting está perfectamente cubierta», afirma el leonés.
«Mi paisano Juan Pablo es un trabajador nato. Muchos porteros que se forjan en Mareo lo miran como a un ídolo», indica.
Fuente: www.diariodeleon.es
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