Fábregas intentaba llamar la atención de Munúa, le llamaba a gritos mientras que el portero levantino no parecía prestarle demasiada atención. El centrocampista blaugrana daba palmas en alto para llamar su atención a la vez que saltaba.
Todos los movimientos de Cesc son muy parecidos a los que hace un mozo que corre los Sanfermines y está esperando la llegada del morlaco. Saltos, gritos y palmas en altos como si Munúa fuese un toro listo para embestir.
Fuente; www.eleconomista.com
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