2001 fue clave para Jonathan. Fue el de la oferta del Chelsea y del Manchester, dispuesto a pagar su cláusula de rescisión. Pero el entonces presidente del Valencia, Pedro Cortes, movió ficha. Le firmó un contrato por seis temporadas y 420.000 euros de sueldo. «Los dos clubes ingleses llegaban con el dinero, dispuestos a pagar lo que traía mi contrato. Pero jamás me arrepentí de haberme quedado en el Valencia», señala Jonathan.
Todos le señalaban como el relevo natural de Cañizares en Mestalla y las convocatorias con la selección española caían una tras otras. Iker Casillas calentaba banquillo en los equipos nacionales sub 16 y sub 17. Y Jonathan era el titular.
El entrenador Héctor Cúper lo incorporó al primer equipo ché, pero la sombra de Cañizares y Palop fue demasiado alargada. No contó para el argentino. Apenas un par de partidos amistosos con el primer equipo como bagaje. «Cúper siempre me trató bien, pero yo lo que quería era jugar».
Atado a un contrato que le garantizaba el futuro, pero sin minutos en su club, Jonathan tuvo que hacer las maletas y emigrar. Primero, cedido al Numancia. Después, al Oviedo. «Tengo una espina clavada porque fue un año durísimo, en el que estuvimos todo el año sin cobrar», señala. «No tengo un buen recuerdo del presidente carbayón, Manuel Lafuente, que no cumplió, al menos conmigo», hace hincapié el portero desde su residencia de Valencia. Aunque, pese a ese mal año, el jugador volvería al Tartiere «encantado».
Mal recuerdo del Oviedo
El Oviedo bajó aquella temporada, primero, a Segunda por deméritos deportivos y, después, a Segunda por deudas. Pero a Jonathan tampoco le fueron mejor las cosas lejos de la capital del Principado. Sin ofertas, se recicló y no dudó en jugar en Tercera División. En el Valencia no tenía sitio. Tampoco se lo hizo el técnico Boro del filial. Y sólo le quedó la opción del Valencia C, que dirigía el exfutbolista del Barcelona Roberto. «Eso lo decidí yo, tenía contrato y era lo que tocaba en aquel momento», explica. La jugada no le salió del todo mal al langreano. Se convirtió en el portero menos goleado de las todas las categorías nacionales.
La oferta de un Córdoba empeñado en salir del pozo de Segunda, avalada por un proyecto a base de talonario, le condujo de la ciudad del Turia a la de la mezquita. Pero el equipo no subió y a Jonathan le aparece por primera vez la idea del retiro porque «no se cumplían las expectativas». Pero la aparición de su representante, Antonio Alfaro, «que tira de mí», acaba con el asturiano en el Albacete en Segunda.
Allí se proclamó portero de nuevo meta menos goleado de la categorías. Y las puertas se abrieron. De la mano del hoy entrenador del Huesca, Quique Hernández, que iniciaba una nueva etapa en el fútbol griego, se marchó en el verano de 2010 al Levadiakhos. Pero la aventura duró poco (tres meses) porque «allí manda quien tiene el dinero y yo no soy mucho de pasar por el aro.Rescindí el contrato y volví a España con la idea de que me iban a ir las cosas mejor. Me surgió una prueba en el Recreativo que al final quedó en nada y acabé el año en el Roquetas de Segunda B», rememora.
Volver a Segunda División
No le han faltado este verano ofertas, pero de Segunda B: Lugo, Cádiz, Gandía... «Y muchos más, pero quería jugar en Segunda y hasta el último día esperé por el Hércules, pero no fue posible». Así las tocas, al futbolista no le queda ahora otra que esperar la llamada de su representante. Puede fichar por el equipo que desee por su condición de jugador libre y no descarta volver al extranjero «siempre y cuando el proyecto sea ambicioso».
«Estoy mejor que cuando jugaba en el Valencia, voy todos los días al gimnasio y entreno con un equipo de Tercera para mantener el ritmo», apunta Jonathan que aún considera posible «regresar a la élite». «Soy futbolista y estoy en una edad ideal para un portero, treinta años», advierte. Casado y con un hijo, no se considera un parado más: «No, no para nada, hay gente que lo está pasando muy mal y yo, al fin y al cabo, he invertido el dinero que gané en el Valencia y las cosas me van bien».
Empresario en Valencia
Los padres de Jonathan , José María y Ana, han guiado a su hijo toda la vida. Al fin y al cabo, era un adolescente en una ciudad nueva que empezaba una carrera que se preveía exitosa. Los dos viven desde hace años en la capital del Turia. «Su presencia aquí fue determinante porque me han asesorado siempre. Ahora gestionamos paradas de taxis, negocios de hostelería y alquileres de pisos». La crisis le ha pasado rozando. «Poco antes de estallar la burbuja inmobiliaria vendimos el 50% de unas parcelas que habíamos adquirido para construir», señala.
No se plantea jugar en Segunda B. «Ahora mismo sólo lo haría en el Albacete o en el Oviedo», matiza. El exinternacional que sentaba a Iker Casillas y Reina en el banquilo es hoy en día un parado más.
Fuente: http://www.elcomercio.es
una gran persona y mejor portero suerte jonathan
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