Cuando Cazorla le fusiló el sábado al borde del área pequeña, Víctor Valdés, el portero con manos, pies y cabeza, iba hacia la izquierda, pero en un acto de enormes reflejos sacó la pierna derecha para interrumpir la trayectoria del balón y convertir su noche, la de El Madrigal, en una verdadera lección de fútbol moderno. De pronto, Valdés, investido capitán del equipo por las ausencias de Puyol y Xavi, se vio abrazado y sacudido por sus compañeros, Hay paradas que valen casi una Liga. Y no fue la única que dejó para el recuerdo ante el Villarreal. Valdés paró con las manos, dos a Rossi; una con los pies, a Cazorla, y un par de despejes con la cabeza, dignos de Puyol.
Cuando el Barça no está tan productivo en ataque como en ese inolvidable otoño de las manitas (ha marcado seis goles en las cinco últimas jornadas de Liga, solo uno lleva Messi en esta pobre racha y ninguno Villa), siempre quedan las manos salvadoras, o lo pies, de Víctor Valdés para firmar 13 puntos de 15 posibles.
EL PORTERO
Dos acciones felinas para deprimir a Rossi
Estaba el Barça algo despistado ante el Villarreal cuando Valdés ejerció de despertador. ¿Cómo? Con dos acciones felinas para deprimir a Rossi, un delantero más que fiable. Pero el portero azulgrana interpretó con acierto dos tareas complicadas. En la primera jugada se tiró a los pies del Bambino enrendando sus manos entre las piernas de éste, de tal manera que se llevó la pelota. No en primera instancia. Pero sí en segunda. ¿Y Rossi? Pues preguntándose quién demonios se había colado en su cuerpo para quitarle un balón que era suyo. En la segunda jugada, el valor de Valdés es que reaccionó de forma muy rápida a un disparo potente del propio Rossi repeliendo la pelota con fuerza lejos de cualquier peligro. En 15 minutos, dos paradas de portero grande que va embalado a la conquista de su cuarto Zamora, a solo uno del mítico Ramallets.
EL DEFENSA
Un central que da pases con la cabeza
Valdés para con las manos y juega con la cabeza. El sábado le tocó asumir el papel de central. ¿Cuándo? En dos balones largos servidos por el Villarreal a la espalda de la defensa azulgrana apareció el portero como si fuera Puyol o Abidal, acortando el campo e interviniendo con la cabeza para evitar la ocasión de gol. Estaba casi más cerca del centro del campo que de su propia portería. No dio, por tanto, opción alguna a que se produjera una situación de uno contra uno, excepto en la ocasión inicial de Rossi. Al ser Piqué y Busquets centrales del mismo perfil, excelentes en la colocación y con gran salida del balón, pero sin la fiereza o velocidad que proporcionan defensas como Puyol y Abidal, le correspondió a Valdés convertirse en inusual y eficaz central. Lo hizo tan bien que no solo despejó el balón sino que también lo pasó a un compañero para volver a jugar al ataque.
EL CENTROCAMPISTA
La primera estación en que sale el balón
«Es el portero perfecto para nuestro estilo de juego». Esa frase de Guardiola ya ha dejado de ser noticia cuando se refiere a Valdés. No solo porque lo dice habitualmente sino porque ningún otro guardameta se ajustaría mejor al esquema del Barça. Valdés paró con las manos a Rossi, con la pierna a Cazorla -como ya había hecho a Navas en el Sánchez Pizjuán o hace un año a Cristiano Ronaldo en el Camp Nou- y el sábado, como ya es costumbre, fue la primera estación de salida del balón. Cuando el Villarreal presionó al equipo azulgrana, Valdés pidió la pelota y jugó con Mascherano con tal naturalidad que pareció un jugador de campo más. Y siempre había superioridad porque, si el argentino no estaba en el centro, la pelota iba entonces a los centrales (Piqué y Busquets) sin dejarse intimidar por la presión del rival, iniciando así el ciclo de juego ofensivo.
EL DELANTERO
El ataque empieza en los pies de Víctor
El Barça, y se volvió a ver en El Madrigal, ataca también a través de los pies de Valdés. Ya sea con el juego corto (es el punto de partida del juego asociativo) o con el juego largo, como hizo en los minutos finales frente al Villarreal eliminando la presión con un par de diagonales. A través de la fiabilidad que el portero tiene en el pase, el equipo azulgrana encuentra siempre soluciones a diversos problemas tácticos. No es únicamente el punto final de su estructura defensiva sino que es, en realidad, el origen del fútbol ofensivo. Es portero, aunque no para solo con las manos. Ejerce, además, de líbero. Víctor Valdés es un portero para todo.
Fuente: www.elentorno.com
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