El treinta de septiembre de 2012 es una fecha que jamás podrá olvidar Adrián San Miguel. Ese día el joven bético pasó de ser el tercer portero a convertirse en el dueño indiscutible de la meta verdiblanca pese a encajar cuatro goles ante el Málaga.
Jugar en Primera División no es fácil, y menos cuando sales de la cantera y eres portero. Para que le den la alternativa, usando lenguaje taurino, un guardameta en estas condiciones suele tener que esperar a que el portero veterano de turno tenga una lesión o sea expulsado. Y si, además, partes como tercer portero en tu equipo, debes esperar al más difícil todavía, ya que tendrán que fallar dos de tus compañeros para que llegue tu turno.
El último fin de semana del mes de septiembre de 2012 los astros se alinearon para posibilitar el debut de uno de los porteros más destacados de lo que va de temporada en todo el campeonato liguero. Adrián San Miguel había subido al primer equipo a principio de temporada tras la marcha de Goitia al Mirandés, pero con Fabricio y Casto por delante parecía complicado que siquiera pudiera gozar de algún minuto durante la competición.
A comienzos de curso, Pepe Mel decidió apostar por Fabricio. La confianza del entrenador madrileño en el exportero blanquivioleta se diluyó tras las dos primeras jornadas de liga en las que el meta encajó cinco goles. Su sustituto natural, Casto, entró entonces en escena. El extremeño no pudo tener peor debut, ya que en su primer partido en la portería el Betis recibió cuatro goles del Atlético de Madrid en el Benito Villamarín. Superado este traspié, Casto se asentó bajo los palos y, tras dejar la puerta a cero en dos partidos -el primero de ellos ante el Valladolid-, tanto él como el conjunto heliopolitano lograron estabilizarse.
Fue entonces cuando llegó la jornada seis. Un fin de semana aciago para el conjunto verdiblanco pero, en contraposición, inolvidable para Adrián. Esa jornada comenzó con sorpresa en la convocatoria. Mel decidía castigar a Fabricio tras unas polémicas declaraciones sobre la pasada campaña. Era la oportunidad para Adrián, que entraba por primera vez en la convocatoria para jugar ante el Málaga.
Fruto de la casualidad o quizá del destino, la primera convocatoria de Adrián iba a tener premio. Corría el minuto once del partido cuando Casto, que continuaba de titular, derribaba a Eliseu en un mano a mano. Roja directa para el extremeño y Mel, sin lugar a otra opción, se ve obligado a dar entrada a Adrián por Agra. El resultado de este cambio puede ser engañoso a tenor del resultado, pues el Betis acabó perdiendo por cuatro goles a cero, todos encajados por el debutante, pero el meta había evitado con sus grandes paradas una goleada que podría haber resultado histórica y humillante para el Betis en el derbi.
La prensa destacó durante la semana su debut pese al vendaval de goles recibidos por el Betis. Se presentaba entonces un dilema ante el partido de sanción a Casto. ¿Dar continuidad a San Miguel o una nueva oportunidad a Fabricio? Pepe Mel lo tuvo claro. El canterano tenía que continuar. Y el entrenador madrileño acertó.
En esta ocasión, las brillantes paradas de Adrián dejaron los tres puntos en el Benito Villamarín. Su intervenciones fueron clave en la victoria por dos tantos a cero ante la Real Sociedad. Desde entonces, Adrián ha sido titular indiscutible de la portería bética, incluso a pesar de haber recibido cinco goles en el derbi ante el Sevilla. La confianza de Mel en San Miguel es absoluta y se ha convertido en la revelación de la temporada en la plantilla verdiblanca.
Con Adrián San Miguel bajo los palos, el Real Betis Balompié ha ganado ocho partidos, con dos empates y siete derrotas. El meta ha encajado veinticinco goles en sus diecisiete partidos disputados, aunque hay que tener en cuenta que en solo dos de ellos recibió nueve tantos (en los dos derbis ante Málaga y Sevilla).
Se trata de un cancerbero con personalidad, ágil y con reflejos que a final de temporada va a estar muy cotizado, principalmente porque acaba contrato en junio. Su renovación, actualmente, es una prioridad para los dirigentes béticos que no quieren dejar escapar al portero que había “nacido” en plena tempestad goleadora.
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