Vladimir Nabokov, uno de los novelistas rusos más destacados, emigró por obligación a Cambridge (cursó estudios de literatura) como consecuencia del régimen leninista que crecía por la zona soviética de Europa. En tierras londinensas descubrió sus aficiones. Por un lado, el ajedrez. Por el otro, la inexplicable sensación de ponerse bajo una portería, solo comprensible por un portero. Nabokov dio rienda suelta a sus ansias de portero durante su etapa de estudiante. Su idilio duró hasta que en 1936 recuperó el conocimiento en un cobertizo tras un impacto jugando al fútbol. “El trabajo de portero es como el de un mártir, un saco de arena o un penitente: río solo, celebro solo, sufro solo y lloro solo”, decía.
Ser portero es ser un espécimen diferente en el fútbol, una rara avis del mundo balompédico. Es distinto: convive continuamente con el peligro y un error suyo puede suponer consecuencias fatales. Se retroalimenta de la adrenalina que le aporta estar en continuo riesgo para tomar rápidas decisiones. Nadie entiende su estridencia o su impactante calma, pero todos corren a abrazarle si es capaz de salvaguardar los intereses del equipo en 90 minutos. Uno de los porteros más excéntricos de la última década pero a la vez de los más queridos por el vestuario y por la grada fue Germán ‘Mono’ Burgos. Su etapa en el Atlético de Madrid duró únicamente tres temporadas, las suficientes como para marcar un antes y un después antes de su extraña salida. El domingo en el Vicente Calderón un jugador puede empatarle en partidos.
Se trata de Thibaut Courtois. Si Simeone decide alinearle de titular frente al Sevilla, el meta belga igualaría los mismos partidos (66) que el exguardameta argentino en todas las competiciones con el Atlético de Madrid. Su participación en el once inicial sería lo más normal, dado que desde que firmará su cesión la pasada temporada con la entidad rojiblanca, solo se ha perdido dos partidos en Liga (uno por expulsión y otro por lesión). En menos tiempo que el ‘Mono’ Burgos, Courtois tiene la oportunidad de alejarse de la marca del meta argentino e incrementarla antes de terminar su vínculo con el Atlético de Madrid y regresar a Londres con elChelsea, que buscaría un nuevo equipo para que el belga aprenda y se aclimate al fútbol inglés.
Una de las anécdotas más reseñables es la relación entre ‘Mono’ Burgos y Thibaut Courtois. El argentino es, a día de hoy, ayudante de ‘Cholo’ Simeone en el primer equipo, por lo que comparte vestuario día sí y día también con el belga. No obstante, Burgos no se entromete en el trabajo de Pablo Vercellone, entrenador de porteros. Fue una máxima de las que se impuso desde que se cortó la coleta, arregló su look de luto y pasó de ser ‘el Mono’ a ser únicamente Burgos, segundo entrenador del Atlético de Madrid.
Puede superar a De Gea
La ambición de Courtois no tiene límites. Su lozanía y su aspecto desgarbado no son excusas suficientes como para no colocarle como uno de los pesos pesados dentro del vestuario dado su buen humor y su continuo trabajo por hacerse uno de los mejores porteros en el panorama deportivo. Desde que llegó de Bélgica, previo paso por Londres para su presentación, ha dado muestras de amor por los colores rojiblancos, después dehaber mamado el sentimiento y dejarse deslumbrar por el encanto de una afición que llevó en volandas a su equipo en la final de la Europa League o de Supercopa de Europa. El belga siempre ha recibido el cariño de la grada y nunca ha escondido su deseo de continuar vinculado con la entidad por mucho tiempo más.
Además de superar en breves el número de partidos de Germán Burgos, Courtois está ante la posibilidad de batir el registro de otros porteros que han defendido la portería del Atlético de Madrid a lo largo de la historia. El calendario natural tiene por delante 27 partidos de Liga más los 12 de Europa League, que serían si el conjunto rojiblanco llega hasta la final. En total, 39 partidos más para batir los partidos de Diego Díaz o David de Gea.
Diego Díaz es actualmente preparador de porteros de las categorías inferiores de la Real Federación Española de Fútbol. Está cursando la licencia de entrenador, ya que uno de sus objetivos es poder entrenar a un equipo profesional. El meta madrileño defendió la portería rojiblanca desde 1991 hasta 1995, antes de marcharse al Real Valladolid por no contar con suficientes oportunidades para ser un fijo en el once inicial. Su look ochentero y sus extravagantes camisetas de portero le hicieron ganarse el apodo de ‘El Ruso’. La presencia de Abel Resino, uno de los mejores porteros de la historia del Atlético de Madrid le cerró el paso y en 1995 Antic prescindió de él. No obstante, el madrileño llegó a jugar 71 partidos con el Atlético de Madrid y ha pulido a grandes promesas de la cantera rojiblanca como De Gea, Roberto Jiménez, Joel Robles, Ángel Bernabé o Pichu Cuellar durante su etapa en las categorías inferiores del club colchonero.
La estancia de David de Gea en el Atlético de Madrid fue un tanto confusa en su inicio. La necesidad de encontrar un portero de garantías tras los problemas en el primer equipo le ponían en el candelero junto a Joel Robles, titular en el filial rojiblanco. Mientras que para el entrenador del filial Joel era el bueno, en la primera plantilla se confió la titularidad a David de Gea, que se hizo fuerte bajo palos y demostró su garantía, con la única mancha de tener que perfeccionar su juego aéreo. El guardameta criado enCasarrubuelos disputó un total de 84 partidos con el Atlético de Madrid en todas las competiciones antes de fichar por el Manchester United.
Fuente: www.vavel.com
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