El Sporting de Braga no ha podido vivir un verano más ajetreado en lo que tiene que ver con los guardametas. El brasileño Felipe debutó el pasado viernes como titular ante el Portimonense después de haber rescindido su contrato con el Corinthians, pero ésa fue sólo la culminación a unos meses de incertidumbre. Porque Felipe es un cancerbero por el que ya estaba interesado el Sporting de Braga desde hace muchos meses, aunque, paradójicamente, el primero que lo pretendió fue el Genoa. Al no poderse hacer con él, el club italiano apostó con fuerza por internacional portugués Eduardo y acabó pagándole un fuerte traspaso por el mundialista al Sporting de Braga. Los portugueses, a su vez, dirigieron sus miras hacia Felipe, pero el Corinthians se negó a dejarlo marchar y éste se declaró en rebeldía en el club brasileño. Entre medias surgió la posibilidad de contratar al veterano Quim, que ya había jugado en las filas del Sporting de Braga antes de haber destacado en el Benfica. Quim retornó a las filas del rival sevillista y tuvo la mala suerte de sufrir una gravísima lesión en uno de sus primeros entrenamientos, lo que devolvía a Domingos Paciencia la necesidad de hallar otro guardameta. La solución de emergencia tuvo que buscarla en casa, concretamente en la persona de Mario Felgueiras, un joven de 23 años que había estado cedido la pasada temporada en el Vitoria de Setúbal y que este curso iba a jugar de nuevo a préstamo en el Río Ave. Felgueiras volvió sólo para los dos partidos de la fase previa ante el Celtic y tuvo una actuación destacada en ellos. Pero eso no le sirvió para seguir en la plantilla y volvió al Río Ave tal y como estaba pactado con anterioridad. Ahí surgió definitivamente la opción de Felipe, quien definitivamente logró rescindir su contrato con el Corinthians. Y éste debutó el pasado viernes con un paradón prometedor, pero después tuvo mucha culpa en el gol del Portimonense al no salir en un centro en una falta lateral.
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