lunes, 1 de marzo de 2010

KOKE CONTRERAS, EMBARCADO EN BUSCA DEL JUEZ DE LINEA QUE ELIMINO A ESPAÑA EN EL MUNDIAL DE COREA 2002

KOKE CONTRERAS-DIARIO DE ABORDO.
Sentado en la cubierta de mi Peter's Boat, echo un vistazo de 360 grados y no veo más que mar, mar y más mar. Estoy solo -salvo Alfonso, mi compañero de aventura-, pero me gusta, aunque también disfruto al pensar que al escribir estas líneas me sentiré acompañado por miles de lectores de este periódico.
Espero que puedan dedicar unos minutos a leer al chalao éste que siendo portero del Málaga tuvo el inmenso honor de representar a España en un Mundial.
Pero, desde esta posición, desde mi viaje en busca del linier del Corea-España del Mundial de 2002, vuelvo al pasado y recuerdo mis primeros sueños marineros, bucólicos y románticos que me transportaban a bordo de mi velero con el único empuje con la brisa del mar, el solitario sonido de las olas, el colorido hipnotizante de los atardeceres, el grandioso espectáculo de un cielo estrellado o un mar alumbrado por la luna llena. Todo ello proa al otro lado al Océano Atlántico... Pero me asomo a la realidad y ya estoy sólo a 200 millas de conseguirlo, de tocar tierra en Trinidad y Tobago.
A todos los momentos mágicos que he soñado hay que sumarles otros que he podido disfrutar. Algunos como el avistamiento de una ballena enorme sacando todo su cuerpo del agua de un salto. Las numerosas y divertidas visitas de delfines para jugar con nuestra proa. La adrenalina producida por la pesca de preciosos peces, atunes y doradas. Esquivando los golpes de los peces voladores que caen de noche el barco. Sin olvidar tampoco los baños en un mar calmado y con una temperatura inmejorable sin ver tierra de cerca. O la elaboración de la rutina diaria, como anotar en el cuaderno de bitácora los datos de navegación y su posterior traslado a la carta náutica. También he degustado, por supuesto, los momentos que aprendí a distinguir las constelaciones, algunos planetas y en los que atinaba a divisar algún satélite moviéndose. Todo ello gracias a Alfonso Manzaneque, mi colega, profesor, chef y máster en travesías atlánticas (sólo 10). Nuestra convivencia a bordo durante estas cinco semanas ha sido de lo mejor. No me olvido de los momentos de ocio y relax , como las partidas de escoba y ajedrez contra un gran y aventajado rival, también llamado el 'Valentino Rossi' de los naipes. Incluso la lectura o las relajantes siestas en cubierta a la sombra son más especiales.
Todo este paradisiaco entorno no es fácil llevarlo a cabo. Al igual que cuando veíamos ver jugar a Zidane y decíamos: "Cómo hace fácil lo difícil", sé por propia experiencia que es muy trabajoso y sacrificado y que la fortuna también juega su baza. Es trabajoso porque hay que transformar un barco costero en uno oceánico, algo muy costoso. Por ello, hay que llamar a muchas puertas buscando patrocinio que mitigue estos gastos. Y todo a pesar de cómo está la vida.
Sin duda también es sacrificado. En una aventura así que yo mismo he elegido y decidido, no dejo de echar de menos a las personas queridas. La familia y cómo no, mi mujer y mi 'little' Pedro, que son los que más sufren mi ausencia.
Es muy importante la suerte. Aunque minimicemos riesgos e intentemos no dejar nada al azar, como salir con los mejores partes meteorológicos, adoptar sistemas de seguridad en barco y tripulación, siempre hay riesgos inherentes a este medio que simplemente hay que asumir.
Encuentro con el juez de línea que erró
Koke Contreras se embarcó en esta aventura el pasado 24 de enero junto a su compañero Alfonso Manzaneque. En total son casi 7.000 kilómetros recorridos en su barco (3.300 millas náuticas), a lo largo del Océano Atlántico, hasta llegar a Trinidad y Tobago. Koke se puso en contacto con la FIFA para que le facilitara la dirección y la localización del triniteño Michael Ragoonath, linier del Corea-España del Mundial 2002, que con una decisión suya equivocada, eliminó e España. La embajada española en la isla caribeña ya ha movido los hilos y muy posiblemente se haga una recepción oficial con el colegiado.

Fuente: Levante.emv.com

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